22/2/11

Sindicalismo de la vergüenza

La vergonzosa actuación del sindicalismo argentino no termina de asombrarnos, sobre todo con su predicamento de que todo lo hace por defender los intereses del trabajador argentino, mientras pacta con los empresarios.
Pero ojo, su ambición no tiene límites, porque ya no se conforma con los abultados beneficios de estas operaciones, sino que también engrosa su fortuna con el manejo indiscriminado de los fondos de las obras sociales. Y como si esto fuera poco, muchos de los que hoy ocupan la mesa de la CGT han iniciado sus propios emprendimientos en la actividad empresarial, tal es el caso de Moyano, de quien se sospecha participa de la empresa Covellia, dedicada a la basura. De este negocio no sólo saca rédito financiero sino también político, porque ejerce una presión sobre todos y cada uno de los intendentes del conurbano bonaerense.
Otro ejemplo del alto estado de corrupción dentro de los sindicatos, lo simboliza José Pedraza, líder de la Unión Ferroviaria, quien desde 1983, ejerce la secretaria general de ese gremio y a través del tiempo, fue aliado de los diferentes gobiernos peronistas. Así es que obtuvo el control del Belgrano cargas en 1993, de manos de Carlos Menem, esto dio lugar a que creara empresas terciarizadas que aportan personal en condiciones salariales menores a los efectivos. Como consecuencia se produjeron una serie de conflictos que decantaron en la muerte de un activista del Partido Obrero, Mariano Ferreyra.
La cúpula del gobierno viene protegiendo a todos los gremialistas que le dan poder, pero tratándose de un año electoral, llegó el momento que les soltara la mano. A diferencia de tiempos donde las causas judiciales no avanzaban, ahora sí. Este cambio derivó en los allanamientos a las obras sociales por los medicamentos truchos y en la detención de Zanola, de Bancarios, por parte del juez Oyarbide, el año pasado y ahora Pedraza, por parte de la jueza Susana Wilma López, así como también a su segundo, Juan Carlos Fernández, acusado de ser autor intelectual del crimen de Ferreyra.
La pregunta es ¿podrá el gobierno de Cristina despegarse de la CGT? Porque a pesar del desprestigio con que cuentan los popes sindicales, no se puede negar que le otorgan un poder al que no pueden renunciar, sobre todo después de la telaraña que el líder camionero ha sabido tender en todo el espectro político y del que el Ejecutivo no se puede despegar.

16/2/11

¿Los une la solidaridad o el terror?


Esa es la pregunta que se hace la sociedad hoy, por la rápida respuesta que dio el sindicalismo argentino, ante la detención del Momo Venegas, ordenada por el cuestionado juez Oyarbide.
No se puede negar que la velocidad con que reaccionó la CGT, liderada por Hugo Moyano, sorprendió a todos, incluso al propio gobierno, que debió girar sobre sus pasos, en cuanto a la operación política que había pergeñado contra el sindicalista rural, enviando un disparo por elevación, hacia el precandidato a presidente, por el Peronismo Federal, Eduardo Duhalde.
Pero ante las manifestaciones de adhesión, por parte de los afiliados del campo, que crecía y amenazaba con incrementarse más y el apoyo del líder de los camioneros, obligaron al sospechado juez a desandar el camino original programado y apurar su libertad.
Ahora el interrogante sigue pendiente: ¿qué une a los sindicalistas en la Argentina? Porque internamente están divididos; con sólo ver el comunicado de la central obrera se nota que sale en defensa del sindicalista rural, pero con reservas. Es evidente que quienes ocupan los cómodos sillones cegetistas y de sus respectivos gremios venderán caro sus lugares y no están dispuestos a abandonar sus cómodas y muy bien remuneradas vidas.
No es fácil explicar cómo muchos de ellos pasaron de ser ignotos personajes dentro de sus gremios a poderosos empresarios, que no sólo se beneficiaron económicamente, sino que posicionaron muy bien a familiares y amigos, a través de un accionar corrupto descarado. La ambición los ha llevado a que los veamos pelearse con desesperación para lograr la mayor ventaja en obtención de fondos por las obras sociales, y en esta ocasión vieron peligrar sus privilegios, ante el avance de la Justicia, fisgoneada por el Gobierno pero no lo van a permitir. Por más que tengan grandes diferencias entre sí, actúan como movimientos corporativos y le hacen sentir al Ejecutivo quién es el dueño del poder.
No son solidarios entre ellos, sólo tienen terror de perder su situación de privilegio, sus cuantiosas fortunas, que no podrían soportar una minuciosa investigación judicial, los espurios negocios en sus obras sociales, en fin un sinnúmero de condiciones que les permiten disponer de un aparato electoral, que les da el derecho de decidir a qué candidato beneficiar y a quién destruir.

11/2/11

Qué hiciste el ’70 pasado?


Porque es insano ejercer la negación tal que nos haga borrar selectivamente partes de un nefasto pasado de un plumazo…

¿Qué ingenuo podría dudar de tu incansable lucha (“Mein Kampf”) dentro del sindicalismo? Y qué querés que te diga!: no te creo gordo… la ingenuidad la perdí hace rato.

Si hay algo a los que nos tienen acostumbrados Huguito y su consiglieri Héctor Recalde son sus frases en busca de la confrontación con las que etiquetan de facho, gorila y derechoso a todo aquel que se atreva a criticar al Gobierno, o deberíamos decir “su” gobierno…

Pero es creer o reventar: Moyano entre 1972 y 1981 encabezó el gremio de La Feliz, era delegado en la CGT local y en la Junta Nacional de la Juventud Sindical Peronista (JSP), otra agrupación de extrema derecha (sí, leíste bien, EXTREMA DERECHA) de la cual fue “socio fundador” en 1973. Integró, a su vez, la Juventud Peronista, liderada por Julio Yessi, mano derecha del “brujo” José López Rega.

La JSP mantenía lazos fraternales y de alcahuetería con grupos como la Concentración Nacional Universitaria (CNU) y la infame Triple A, además de participar en cientos de acciones violentas, incluyendo la masacre de Ezeiza.

Para este dirigente la palabra “revolucionario” es sólo un método para adueñarse de los aportes de los trabajadores. Cuando nos habla de “redistribución de la riqueza” no aclaran que nos quitan a todos para redistribuirse entre los suyos.

Cristina está de campaña y el viejo amigo es un salvavidas de plomo, y el pasado lo condena al camionero… Si Gustavo Demarchi, detenido recientemente en Colombia, se atreviera a abrir la boca… ¿Correrá la misma suerte de Abel Beroiz y Roberto Rodríguez?

2/2/11

A huguito no le vá el ‘’Mentime que me gusta’’




La inflación es el karma que este gobierno oculta con un idílico 10% total en el 2010, mientras estimaciones más terrenales estiman una cifra del 25%. En épocas de discutir paritarias, nadie es tonto, por eso los sindicatos no las consideran y parten de un piso del 30%.

La UIA y la CGT buscaron un común acuerdo con la participación del Gobierno en lo que se conoce como Pacto Social. Pero el Gobierno bien fiel a su ego y necio a rectificarse, no asistió sabiendo que estaría admitiendo que el INDEC  no sirve como referente para las paritarias por lo poco veraz de sus cifras.

Con el acuerdo trunco crece la tensión de la tropilla insatisfecha y Moyano no puede eludirlos, mucho menos contradecirlos.

Hace poco más de una semana la  CGT San Lorenzo cesó sus actividades en Rosario, sin embarques y con los camiones parados, el primer puerto agroexportador del país se encuentra paralizado. Llamar a conciliación obligatoria no generó cambios y hacer un discurso clamando por responsabilidad de los líderes sindicales suena muy hipócrita de alguien que no se hace responsable de los millones de Argentinos que borra de las estadísticas con números dibujados.
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