La vergonzosa actuación del sindicalismo argentino no termina de asombrarnos, sobre todo con su predicamento de que todo lo hace por defender los intereses del trabajador argentino, mientras pacta con los empresarios.
Pero ojo, su ambición no tiene límites, porque ya no se conforma con los abultados beneficios de estas operaciones, sino que también engrosa su fortuna con el manejo indiscriminado de los fondos de las obras sociales. Y como si esto fuera poco, muchos de los que hoy ocupan la mesa de la CGT han iniciado sus propios emprendimientos en la actividad empresarial, tal es el caso de Moyano, de quien se sospecha participa de la empresa Covellia, dedicada a la basura. De este negocio no sólo saca rédito financiero sino también político, porque ejerce una presión sobre todos y cada uno de los intendentes del conurbano bonaerense.
Otro ejemplo del alto estado de corrupción dentro de los sindicatos, lo simboliza José Pedraza, líder de la Unión Ferroviaria , quien desde 1983, ejerce la secretaria general de ese gremio y a través del tiempo, fue aliado de los diferentes gobiernos peronistas. Así es que obtuvo el control del Belgrano cargas en 1993, de manos de Carlos Menem, esto dio lugar a que creara empresas terciarizadas que aportan personal en condiciones salariales menores a los efectivos. Como consecuencia se produjeron una serie de conflictos que decantaron en la muerte de un activista del Partido Obrero, Mariano Ferreyra.
La cúpula del gobierno viene protegiendo a todos los gremialistas que le dan poder, pero tratándose de un año electoral, llegó el momento que les soltara la mano. A diferencia de tiempos donde las causas judiciales no avanzaban, ahora sí. Este cambio derivó en los allanamientos a las obras sociales por los medicamentos truchos y en la detención de Zanola, de Bancarios, por parte del juez Oyarbide, el año pasado y ahora Pedraza, por parte de la jueza Susana Wilma López, así como también a su segundo, Juan Carlos Fernández, acusado de ser autor intelectual del crimen de Ferreyra.
La pregunta es ¿podrá el gobierno de Cristina despegarse de la CGT ? Porque a pesar del desprestigio con que cuentan los popes sindicales, no se puede negar que le otorgan un poder al que no pueden renunciar, sobre todo después de la telaraña que el líder camionero ha sabido tender en todo el espectro político y del que el Ejecutivo no se puede despegar.