Las paritarias, motivo de discusión desde hace al menos tres meses, tendrían que estar cerradas pero no lo están.
Nelson Palacios lidera un sindicato afiliado a la CGT y dejó en claro que para sus trabajadores de empresas químicas y petroquímicas pedirá aumentos salariales del 60% advirtiendo que sólo toma como referencia los precios de góndola de los supermercados. Desde que se reiniciaron las paritarias en 2004 nunca se pidió una cifra tan alta.
El Gobierno lleva un buen tiempo sin respiro por esta cuestión y tímidamente intenta poner paños fríos. La petición por elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias sigue en pie, es que la presión fiscal del gobierno es tal, que perjudica hasta a la mismísima y tan querida clase trabajadora.
Hasta dónde podrá estirar la cuestión Cristina? Hasta dónde es capaz de presionar Hugo Moyano? Estas son las grandes incógnitas, con un Gobierno que trata de desestimar a la todopoderosa CGT como parte de su estrategia electoral y una Presidente que no toma la iniciativa en las negociaciones ni decisiones que se apliquen con verticalidad. Pareciera que en estos tiempos los ánimos están caldeados, aunque Hugo Moyano tiene bien claro que no puede enfrentar o discutir por demás con este gobierno, con el fantasma de Oyarbide merodeando, y Cristina tiene bien claro el poder de movilidad de la CGT.
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